Nuestro domingo era casi tan gris como nuestra ciudad
llovía y el calor de nuestro cuerpo se transformaba
en humo que huía en el aire que había entre tu y yo
Recuerdo que tenías la nariz roja y caminabas a mi lado
tan cerca que un millón de veces olvidé respirar..
Mira por la ventana..
El domingo llora
porque te echa de menos
casi casi casi tanto como yo
odio los domingos grises sin nadie conmigo bajo la manta
ResponderEliminar:)
Muy emotivo la verdad...
ResponderEliminarUn saludo
Los domingos grises son del color de las estrellas que tú pintas en mi cuerpo.
ResponderEliminarEsta vez no estás, y no quedan colores, no quedan domingos grises, ni si quiera estrellas.
Pero mira dentro del edredón, y descubre lo que falta. ¿Quién te hara cosquillas en los pies de madrugada?
Qué falta...